
El duende debía estar de vacaciones. Lo que nos acompañó aquella noche fue una serie de platos mediocres y una cerveza floja. De los entrantes no sabría decir cuál me gustó menos: la tortilla con queso de cabra totalmente insípida, la minihamburguesa hecha con carne de anteayer, el pastel de cabracho sin gracia o los huevos rotos con chistorra de andar por casa (incomparables a los huevos rotos de Carmen Subiri…..…y no tiene restaurante!).
Lo único bueno del menú, y lo digo sin mucho entusiasmo, fue el pollo al curry y la tarta de manzana del postre.
Menos mal que la buena compañía siempre arregla los desastres culinarios.

Jo, una coquina, que generosa. Teneis que ir al McDonalds, que por lo menos os saldrá más barato.
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